El texto aborda la histórica asociación del trabajo doméstico en Colombia con las mujeres, especialmente afrodescendientes, una concepción que tiene sus raíces en la esclavitud y la discriminación hacia el pueblo afro. A pesar de estos desafíos, la comunidad afrocolombiana ha luchado por visibilizarse y defender sus derechos, especialmente tras el reconocimiento oficial de las comunidades negras con la Ley 70 de 1993. Este reconocimiento ha impulsado un mayor interés en aspectos sociales, culturales y económicos de la población afro, lo que motivó una investigación social cualitativa centrada en las experiencias de mujeres afrocolombianas, tradicionalmente vinculadas al trabajo doméstico debido a su historia de esclavización y colonización.